- La temperatura del Mediterráneo vuelve a acercarse a los 30 ºC, con valores entre 2 y 3,5 ºC por encima de lo normal en zonas como Tarragona, el golfo de Valencia y Mallorca, aunque esta anomalía podría suavizarse en los próximos días. Según el CEAM, solo en 2022, 2023 y 2024 se han registrado temperaturas más altas en el Mediterráneo a estas alturas del verano, una tendencia que refuerza la hipótesis de su tropicalización y sus impactos asociados.
- El mar caliente por sí solo no puede generar lluvias torrenciales en el litoral mediterráneo. Para que se produzcan estos episodios, deben concurrir otros factores, como que una DANA se sitúe sobre la vertical del Estrecho o del golfo de Cádiz, que exista un flujo de levante bien marcado y que la orografía contribuya a reactivar u organizar determinadas estructuras convectivas. Cada año aparecen algunas DANAs, pero no todas causan fenómenos extremos: en verano suelen generar tormentas locales intensas, y no todos los episodios de lluvia intensa se deben a una DANA.
- Aunque un Mediterráneo más cálido aumenta el potencial de lluvias intensas, no es determinante: sin inestabilidad en altura no se producen fenómenos adversos. El trágico episodio de Valencia fue extraordinario, y aunque es posible que este otoño se repitan inundaciones en algún punto del Mediterráneo, las DANAs son muy erráticas y solo se pueden prever con pocos días de antelación. Las primeras tendencias estacionales no indican de momento un aumento claro de precipitaciones, y aunque el cambio climático eleva el riesgo, no garantiza un episodio catastrófico.
- El riesgo real de inundaciones lo dispara la intervención humana en el territorio. La ocupación de barrancos y antiguas albuferas, la falta de educación ambiental, la ausencia de prevención y la mala gestión aumentan el impacto de las lluvias intensas.
Fuente: Meteored

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