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Cada
año decenas de miles de aves marinas, cetáceos, tortugas, tiburones y
rayas, muchos de ellos amenazados, mueren atrapados en aparejos de pesca de manera no intencionada (el también llamado bycatch)
dentro y fuera de las aguas comunitarias. Las capturas accidentales de
estas especies, protegidas por las directivas europeas de Aves y
Hábitats, y otros mecanismos nacionales e internacionales, se han
convertido en una lacra interminable que está llevando a la extinción ecológica a especies como la pardela balear, la marsopa común, el marrajo en el Mediterráneo o la raya noriega.
En el caso de las aves cabe destacar a la pardela balear, la única especie endémica española, cuya población se estima en unas 3.000 parejas reproductoras, y disminuye a un ritmo alarmante del 14% anual, lo que significa que en tan solo 60 años se podría dar por desaparecida la especie. Mientras, el 52% de las especies de tiburones y rayas del Mediterráneo se encuentran amenazadas.
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