Ayer, mientras el Tren de Cercanías de Águilas, yacía en una vía muerta del otrora bullicioso Taller de RENFE, la estación cerraba sus puertas al público por primera vez a lo largo de su dilatada historia.
Por primera vez después de más de cien años de existencia, la estación de Águilas ha dejado de prestar servicio al ciudadano aguileño durante este fin de semana.
Llegar o salir de Águilas se hace cada vez más difícil. A las escasas comunicaciones con el exterior, a los escasos medios de transporte que nos atienden, unan ahora una estación de autobuses sin personal, desde su inauguración, y una estación de RENFE CERRADA. La sensación es que lleguemos o salgamos de un pueblo fantasma. Siempre se ha acudido a las taquillas de RENFE como un mal menor para solicitar información de trenes y autobuses, y allí amablemente han tratado de dárnosla lo mejor que han podido. Este fin de semana nos hemos encontrado con un cartel que decía “Sábados, Domingos y Festivos Cerrado”
Y esto nos hace reflexionar sobre algo tan sencillo como es “Pero … en que País vivimos?.
Todo esto porque ha llovido en exceso.
Todo esto porque hemos sufrido la desgracia de unas inundaciones.
Todo esto en lugar de recibir ayuda.
Todo esto para ahondar más en la herida que nos ha dejado un agua incontrolada que corrió por ramblas y cauces sin control.
Ante una situación como la que se está viviendo, necesitamos un gobierno, local, autonómico y nacional, que nos ampare. Que nos ayude a superar el trauma causado por las desgracias.
Es aquí en situaciones como estas donde debemos de comprobar y sentir los ciudadanos, que existe la cohesión ínter territorial. O ¿acaso debemos de conformarnos siendo los de Águilas considerados ciudadanos de tercera?
¿Seguiría incomunicado cualquier otra ciudad de cualquier otra Comunidad Autónoma de España?
Es triste ver como los padres de los estudiantes, se ven obligados a trasladase hasta Lorca para desde allí poder enviar a sus hijos a la Universidad en un medio de transporte que ante cualquier anormalidad, siempre se corta en dirección a Águilas. Y es más triste cuando las expectativas creadas este verano pasado, eran de lo más halagüeñas tras el buen hacer del Ayuntamiento de Águilas en combinación con la jefatura de RENFE en Madrid.
No dejemos que una desgracia como ha sido las inundaciones del mes pasado, nos conduzcan a la desgracia de perder un medio de transporte tan arraigado en Águilas y que puede ser tan beneficioso para el turismo local como se ha demostrado este verano.
La Asociación Amigos del FF. CC. “El Labradorcico”
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