La
Residencia de Ancianos de Águilas abrió sus puertas para celebrar la onomástica
de su patrón con una Santa Misa oficiada por los párrocos de las Iglesias del
Carmen y de San José, Antonio Salvador Pérez y Manuel Amatriaín, a la que
asistieron los ediles Tomás Consentino, Rosalía Casado y Paco Clemente, los
miembros de la junta directiva de la Residencia, presidida por Miguel
Crouseilles, y el sacerdote Francisco Miñarro, tan querido en la localidad, así
como numerosos vecinos, residentes y familiares.
Previo
a la misa, se inauguró una gran escultura de San Francisco, donada a la
residencia por la familia Fernández
Ramírez, y realizada en marmolina por Mario Fernández. Sobre la
obra, el artista explicó que el presidente de la Residencia le encargó una
pequeña escultura del santo, pero que de motu propio consideró que ese patio se
merecía algo más destacable, por lo que decidió correr con todos los gastos y
donar su creación, en la que ha trabajado durante cuatro meses, dando como
resultado una gran escultura, a tamaño real, de San Francisco rodeado de
animales. El entorno no puede ser más apropiado, ya que la obra incorpora una
fuente en la que beben pajarillos, un ciervo e incluso un lobo, que se funden
entre la frondosa vegetación del patio del residencial. La implicación del
artista con esta obra ha ido más allá de la propia escultura, ya que al antiguo
Hospital, ahora Residencia y Centro de Día, le unen lazos personales, como el
hecho de haber nacido allí.
El
oficio religioso se centró en la figura de San Francisco, destacando su
dedicación a los más pobres, su humildad y su fe. Tras la homilía, la
residencia invitó a merendar a los visitantes y residentes, que estos días están
celebrando la Semana del Mayor.
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